La escuela provenzal designa a un grupo de artistas que pintaron la Provenza, su luz, sus paisajes y sus tradiciones, entre los siglos XVIII y XX. Estos pintores supieron captar el alma de esta región mediterránea, rica en colores y contrastes. También se vieron influidos por los grandes movimientos artísticos de su época, como el Romanticismo, el Realismo, el Impresionismo y el Fauvismo.
Entre los precursores de la escuela provenzal destacan
Emile Loubon (1809-1863), director de la escuela de dibujo de Marsella, que animaba a sus alumnos a salir del estudio y trabajar al aire libre. Se le considera el fundador de la escuela provenzal. Vincent Courdouan (1810-1893), su sucesor, pintó paisajes muy clásicos, construidos y precisos. Paul Guigou (1834-1871) intentó traducir la aridez de los paisajes bañados por el sol, y su visión realista rompió ya con el academicismo.
Adolphe Monticelli (1824-1886) es sin duda el más famoso de los pintores provenzales. Desarrolló una técnica particular, a base de pasta espesa y colores contrastados, que le valió la admiración de Van Gogh. Pintó escenas de género, bodegones, paisajes y marinas. Se le considera precursor del fauvismo y el expresionismo.
En el siglo XX, la escuela provenzal experimenta un nuevo auge con artistas como Jean-Baptiste Olive (1848-1936), especializado en paisajes marinos, Pierre Ambrogiani (1905-1994), que utiliza colores vivos y puros, o Antoine Ferrari (nacido en 1910), que mezcla lo abstracto y lo figurativo en sus bodegones. También podemos citar a Auguste Chabaud (1882-1955), que pinta una Provenza más austera y rural, o René Seyssaud (1867-1952), que expresa la sensualidad y la alegría de vivir en la región.
La escuela provenzal no puede reducirse a un solo estilo ni a un periodo preciso. Es más bien una sensibilidad común de artistas que han amado y representado la Provenza en toda su diversidad y belleza.
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